3 de marzo del 2016  en karmapa.org

Ver el artículo original en inglés o la traducción en francés.

Thaye Dorje, Su Santidad el XVII avo Gyalwa Karmapa, comparte una enseñanza con los estudiantes sobre el tema: “la riqueza interior para el practicante budista”.

A lo largo de toda su vida, el Buda Gautama, fundador de lo que hoy es conocido como budismo, ha enseñado siempre a los demás (en base a) sus experiencias directas y sus realizaciones ultimas, con la motivación de beneficiar a todos los seres.

En tanto que budista, utilizo la expresión “riqueza interior” como un medio de compartir las enseñanzas de Buda con otras personas que puedan beneficiarse de ellas.
Además, empleo el término “interior” para indicar que todas las cualidades cultivadas en el camino budista provienen de nosotros mismos.
En función de aquello que buscamos, existen diferentes tipos de riqueza en la vida. Basta con hacerse la pregunta, o buscar en el diccionario y se dará cuenta de que existen casi una infinidad de posibilidades.
Una manera de definir la riqueza es que es un medio para alcanzar los objetivos deseados. Por ejemplo, el conocimiento médico es una forma de riqueza para un médico, el conocimiento es una riqueza para el erudito, el conocimiento en economía es una riqueza para el hombre o la mujer de negocios y el conocimiento espiritual es una riqueza para la persona religiosa.
Desde un punto de vista budista, la riqueza es la práctica de la verdadera bondad y de la sabiduría auténtica.
La práctica de la verdadera bondad y de la sabiduría auténtica son un medio para erradicar al mismo tiempo las causas y las condiciones de la pobreza física y mental individual, aquello que hace que el individuo espere el estado de cesación absoluta, que es la prosperidad absoluta.

Una mente perturbada por la confusión (dukkha en sánscrito) y la ansiedad de no darse cuenta de su verdadera naturaleza se encuentra en estado de pobreza. La mente posee el potencial o la esencia, de superar la ansiedad y la confusión – de ahí el término de “verdadera naturaleza”.

La prosperidad absoluta es el estado de cesación de las causas de la ansiedad y de la confusión (el karma y las klesas).
El camino para superar la ansiedad y la confusión como sus causas es, por así decirlo, la “riqueza interior”.

Desde esta perspectiva, la riqueza interior puede ser interpretada como la combinación de diversos componentes activos.

La escucha de las enseñanzas de Buda: escuchar repetidamente las enseñanzas que nos muestran que la mente está dotada de potencial inherente para cultivar la verdadera bondad y la sabiduría auténtica por el bien de los demás. Si se cultiva con perseverancia este potencial o esencia, puede ser realmente realizado.

- La reflexión sobre las enseñanzas que hemos escuchado: impregnarse del conocimiento adquirido por los enseñantes como medio de un buen razonamiento, con el fin de disipar todas las dudas.
- La meditación de los hechos, una vez que se han aprendido todos, teóricamente o conceptualmente por la mente hasta el punto en el que, por ejemplo se sabe que el fuego quema. En esta fase, la mente intenta de hecho focalizarse en la verdadera bondad y en la sabiduría auténtica con una concentración enfocada y de manera repetida.

La experiencia de la meditación es como entrar en la piel de un personaje que ha olvidado su identidad. Referirse a este método denominado “meditación” parece requerir que se entre en la piel de este personaje, sin darse cuenta de que no es otro que uno mismo.

El medio de la meditación es uno de los elementos más importantes de la práctica de un estudiante budista, ya que se trata de la etapa final para empezar a adquirir una prosperidad absoluta.

  Thaye Dorje, Su Santidad el XVII Gyalwa Karmapa. Foto / Magda Jungowska.