Lama Purtse: ¡para que el ejemplo continúe vivo!

Más o menos se ha dicho y se ha contado todo sobre la vida de lama Purtsela. Desde el día siguiente a su muerte, mientras que comenzaba su tukdam, khempo Chodrak Rimpoché explicó: “Era alguien indómito, una persona que no se sometía fácilmente a las reglas de la sociedad. Con el tiempo y la práctica, se volvió una persona disciplinada y tranquila. La fuente de este cambio son los años de servicio al lado de Gendun Rimpoché, maestro realizado y de Jigme Rimpoché. Conoció y siguió las enseñanzas del 16^avo y 17^avo karmapa y las de Shamar Rimpoché. Ellos, fueron testigos de la devoción que se elevaba en él con el paso de los años”.

El día de su cremación, durante su elogio fúnebre lama Jean-Guy dijo: “Ha sido y sigue siendo una fuente de inspiración para todos aquellos que se han cruzado en su camino, de una manera o de otra. Lama Purtse era un practicante ordinario. No era un erudito. Pero bajo la dirección de Gendun Rimpoché, se consagró enteramente a la práctica de Chenresi y a la de Amitaba. Ha compartido su existencia entre su apoyo a lama Gendun, la práctica en retiro abierta y su presencia viva y alentadora en la comunidad de Dhagpo. (...) Su devoción, su entusiasmo en la meditación y sobre todo su simplicidad han inspirado a miles de personas que lo han conocido. Su presencia, su manera de ser directa y recta, su benevolencia ha sido una lección de vida para todos nosotros”.

La fuerza de lo que ha demostrado lama Purtsela tras su muerte, está unida al hecho de que en vida no estaba reconocido como un ser realizado. Cierto, era un ejemplo, claro que era un gran practicante, su disciplina en lo cotidiano era visible por todos y su devoción palpable. Pero poco había anticipado un tukdam de 8 días enteros, una absorción meditativa post-mortem espontánea con todos los signos que lo acompañan: ausencia de olor, una piel que permanece flexible y el calor a nivel del corazón. Fuimos testigos de la manifestación palpable de la puesta en obra del dharma por un practicante que frecuentábamos cotidianamente. Como cada vez, la conclusión es evidente y muy fácil de decir: el Dharma, cuando lo ponemos en práctica, ¡funciona!

Otro aspecto que ha revolucionado a más de uno es que al final de su vida, lama Purtse tenía signos serios de pérdida de memoria y de disminución de la relación con la realidad que lo rodeaba. Estaba claro que “la máquina estaba usada” y que su cerebro no funcionaba del todo (aunque su mala giraba constantemente y hasta los últimos instantes de vida). Lo que hemos podido constatar tras su muerte, es que si la mente, para ciertos aspectos, está unida al cerebro, una vez que está libre de obstáculos físicos, puede desarrollar todo su potencial. Hay una vida física, una vida psicológica y una vida espiritual y estando vivos las tres están unidas. Pero es en el momento de la muerte en el que podemos ver aquello que puede significar “acumulación de mérito y de sabiduría”. Es, en todo caso lo que ha mostrado lama Purtse, la que decide la continuación es la vida espiritual.

Khempo Chodrak Rimpoché nos invitó a cumplir los 49 días tradicionales de práctica. Una semana de ritual de Dorje Sempa, una semana de Khorwa Dongtruk (Chenresi rojo) y el resto, 35 días de práctica de Amitaba con festín de ofrendas. El equipo-ritual de Dhagpo organizó y se encargó de la totalidad de las prácticas. Nunca estuvimos por debajo de 15 en el templo, que a veces estaba lleno en función de la actividad y de los cursos del centro.

Algunos se unían diciendo: “vengo a practicar por lama Purtse”. ¡No! Actualmente está libre de todo estado de mente samsárica, no necesita que practiquemos por él! Por otro lado, esta situación liberadora es un soporte privilegiado para reunir aquello que es benéfico y dedicarlo a todos, de ahí esta acumulación de rituales, ofrendas y deseos.

Lama Purtse hizo las cosas bien hasta el final, ya que el día 49 de este ciclo cayó en el último día de enseñanzas de Beru Kyentse Rimpoché en Dhagpo , con quien tenía una estrecha conexión. Se hizo pues una evidencia que este último ritual de Amitaba completado por la práctica destinada a los difuntos, fuera guiada por Rimpoché. Todo estaba reunido en el Instituto: el maestro, un gran festín de ofrendas y 260 practicantes. ¡Un capítulo se ha cerrado, un pedazo de tradición se ha ido, quedando el ejemplo dejado por lama Purtse! Para que permanezca vivo, a nosotros seguirle.

Puntso
Responsable del programa de Dhagpo

 Ver más fotos de photos →