25 Mayo 2020
En esta meditación, Thaye Dorje, Su Santidad el XVII Gyalwa Karmapa, reflexiona sobre la importancia de no buscar una solución milagrosa en el corazón del cambio.
Si tratamos de ver esta pandemia desde un punto de vista espiritual, considerando la espiritualidad distinta en cierta manera de este mundo en constante cambio, será muy difícil encontrarle sentido o darle un significado.
No es necesario adoptar una perspectiva espiritual para ver la evidencia y darse cuenta de a qué punto es peligrosa esta enfermedad. Todo el mundo puede reconocerlo.
Esta enfermedad, sin embargo, nos ha cogido un tanto desprevenidos; tiene tanta influencia sobre nosotros que cuando constatamos y observamos innumerables casos y una tasa de mortalidad que continúa creciendo, la aparición de emociones de no aceptación nos obliga a buscar su significado en otros lugares, fuera de la aceptación en sí misma. Es entonces cuando la espiritualidad de alguna manera se utiliza en exceso, como cuando de pronto uno sigue una dieta extrema o exagera un tratamiento por razones de salud.
Este enfoque intenta forzar la espiritualidad para reparar el síntoma de una sola vez; algo que, lamentablemente, no es posible. Este tipo de intento, que considera la espiritualidad como algo separado de la salud, socava los beneficios reparadores de la espiritualidad.
Creo que esto se aplica a todas las formas de espiritualidad y particularmente a la espiritualidad budista.
De hecho, la salud es una línea delgada entre sentirse bien y sentirse mal. Esto significa que estos dos elementos son interdependientes o que emergen y desaparecen de manera simbiótica.
Si podemos ver esto, un enfoque sereno tomará lugar en nosotros.
El cuidarse se podrá realizar al abandonar la búsqueda de una solución milagrosa o de una cura absoluta.