Algunas reflexiones sobre la vida humana

10 Nov 2023

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28 de abril de 2022

Thaye Dorje, Su Santidad el XVII Gyalwa Karmapa, comparte las siguientes reflexiones sobre la vida humana.

 

Esas libertades y esas riquezas,
Tan difíciles de obtener, han sido adquiridas
Y son fuentes de bien para todos.
Si no aprovechamos esta oportunidad
¿Cómo volverá a producirse?
Como un relámpago desgarra la noche,
Iluminando en un instante la oscuridad,
De la misma manera, por el poder de los Budas,
Ocurre excepcionalmente que la mente de los seres quede predispuesta, unos instantes, al mérito.
El Camino hacia la Iluminación (Bodhichariavatara) de Shantideva

El lenguaje gráfico de Shantideva siempre es cautivador. Su analogía del relámpago en el segundo shloka es algo con lo que todos podemos identificarnos a partir de nuestra propia experiencia. Evoca la imagen de una noche oscura y tormentosa, tan oscura que no podemos encontrar nuestro camino, ni siquiera vemos la palma de nuestra mano frente a nuestros ojos. De pronto, un relámpago ilumina esta noche oscura y durante una fracción de segundo podemos ver aquello que nos rodea tan claramente como si fuera pleno día.

Shantideva emplea esta analogía para describir los ínfimos instantes de virtud, de mérito, que surgen en nuestras mentes y los describe como siendo extremadamente raros y difíciles de conseguir. ¿Por qué? Pues bien, hay tantas distracciones en nuestras vidas, tantas cosas aparentemente importantes que suceden día tras día, momento tras momento, acompañadas de emociones perturbadoras que surgen constantemente.

Debido a esta agitación infinita, casi no hay espacio en nuestras mentes para que surja el más mínimo atisbo de pensamiento virtuoso. ¡Hay una posibilidad entre un millón de que ese instante suceda! Pero si, contra todo pronóstico, se produce tal momento, Shantideva nos dice que se debe a las aspiraciones, la benevolencia y la bendición de los budas.

Se trata aquí del sentido evidente, pero cuando he leído y contemplado estos dos shlokas esta mañana, he pensado: “¿Y si lleváramos la analogía de Shantideva más allá, hacia otra dimensión, a otra escala? ¿Y si lo aplicáramos a toda nuestra existencia humana?”

No quiero decir con esto que Shantideva no hable de la preciosidad de esta existencia humana; de hecho, los dos shlokas en la introducción hablan sobre la oportunidad única que representa tal renacimiento y de la importancia de hacer un buen uso de ella.
Sin embargo, me gustaría compartir algunas de mis propias reflexiones sobre cómo podemos asociar la imagen del relámpago a nuestras vidas humanas, con la esperanza de que esto tenga sentido para algunos de ustedes.

Si consideramos nuestra existencia humana según otras escalas de tiempo y otras dimensiones, no podemos dejar de sorprendernos por su brevedad y su carácter temporal.
Tomemos el ejemplo de una galaxia y de su tiempo de vida. ¡Es impresionante! ¡Es asombroso! ¡Es enorme!
¡Qué insignificante es la vida de los seres humanos en comparación, incluso si consideramos la humanidad entera! ¿Y qué decir de la vida de un individuo, de sus logros? Vistos desde una escala cósmica, estos seres humanos no quieren decir nada en absoluto; no tienen nada importante. Son tan breves e insignificantes; es como si nunca hubieran ocurrido. Cualesquiera que sean sus logros, ya sea que escalaran el Monte Everest, que acabaran con la hambruna o que se convirtieran en monarcas universales, no tienen ninguna importancia.

Desde este punto de vista, la vida entera de un ser humano no es más que un instante fugaz; de hecho, ni siquiera es un instante, ni siquiera un nanosegundo, ¡es tan breve que ni siquiera podemos decir que haya sucedido!

Ahora que hemos hablado del punto de vista de la existencia humana, volvamos por un momento al relámpago de Shantideva: es cierto que por nuestra condición humana – las limitaciones de la capacidad de nuestra facultad ocular y el estado de la conciencia a la que se le asociada – nuestra experiencia de un relámpago es verdaderamente momentánea. Pero si nuestra facultad ocular fuera algo diferente, si pudiéramos ralentizar el relámpago, como si fuera a cámara lenta, podríamos dividir esa fracción de segundo en millones de fotogramas. Podríamos filmar ese momento relámpago y reproducirlo durante un minuto o incluso una hora entera (si tuviéramos los super dispositivos adecuados para ello), teniendo la impresión que lo que estamos viendo no es una fotografía fija, sino una imagen en movimiento.

Creo que este es el lujo mismo de nuestra longevidad humana. Este lujo se debe a dos factores: la bendición de los budas por un lado y nuestra acumulación de mérito por otro.

Gracias a estas dos causas no percibimos la vida humana como momentánea, aunque, en realidad, solo dura un momento, de hecho, no dura más tiempo que un relámpago. Somos capaces de ralentizarlo, de vivirlo a cámara lenta en cierta manera, de dividirlo en fracciones: años, meses, semanas, días, horas… Podemos sentir que estamos viviendo y respirando, que estamos experimentando esta o aquella vivencia, esta o aquella aventura. Damos por hecho que tenemos un cierto número de años de vida, que tenemos una longevidad de 80 o 90 años.

Experimentamos nuestra vida como siendo larga y aventurera, lo cual no es nada menos que un milagro. Y este milagro no se debe sino a estas dos causas de mérito y bendición.
Creo que sería realmente muy interesante, de vez en cuando, reflexionar sobre estas dos perspectivas de la preciosa existencia humana que es la nuestra:por un lado, esta forma de ser tan ínfima y momentánea, tan insignificante que no podemos ni decir que sucedió, que realmente haya tenido lugar. Por otro lado, esta manera de ser tan impresionante y milagrosa – especialmente en vista de su pequeñez – que podemos experimentarla como larga y aventurera, como significativa e incluso ¡“más grande que la vida”!

Me parece, en primer lugar, muy interesante reflexionar sobre estos aspectos; después, si siente la necesidad de justificar su advenimiento, puede confiar en lo que han dicho los bodhisattvas del pasado: tal acontecimiento solo es posible gracias a la doble causa de la bendición de los Budas y su propio mérito o esfuerzo.

Si se enfoca en estos dos puntos y reflexiona en ellos, la naturaleza interesante de la vida humana y las causas de su advenimiento, una vez que les haya dedicado suficiente tiempo, estará naturalmente motivado para aprovecharlos al máximo.
La mejor forma de sacarle el máximo partido es continuar con la acumulación de méritos. Se volverá curioso y querrá explorar por sí mismo: “Si sigo acumulando méritos, ¿qué pasará? ¿Adónde me llevará esto?”

En otras palabras, estará motivado para mejorar la calidad de su forma de vivir. Se sentirá naturalmente inclinado a practicar, tanto formal como informalmente; no necesariamente en retiro, sino en el corazón de su vida diaria, desde la comodidad de su hogar o lugar de trabajo.

En conclusión, comprenda que, compartiendo estas reflexiones no le estoy pidiendo que haga nada; no le estoy dando ningún deber por lo que no te sienta obligado a nada de ello.

Lo único que les pido es esto: tenga curiosidad sobre su vida humana y vea por usted mismo a dónde le puede llevar su curiosidad.

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