El 11 de junio 2020
Thaye Dorje, Su Santidad el XVII Gyalwa Karmapa, comparte la siguiente meditación el 11 de junio, día de la conmemoración del paranirvana de Mipham Chokyi Lodro, Su Santidad el XIV Kunzig Shamar Rimpoché, según el calendario occidental.
Los seres despiertos nunca se aventuran a ninguna parte.
Los seres no despiertos nunca provienen de ningún otro lado.
La cadena de inicios sin fin es una simple ficción.
La cadena de finales interminables también es solo una ficción.
Si aceptar esto os aporta un consuelo, que así sea.
¿Qué hay entre los comienzos y los finales sin fin?
¿No lo intermedio también una mera ficción?
No hay nada que realmente vaya y venga.
Todo lo que hay son solo ciclos de ficción.
Los seres despiertos izan sus velas en esta corriente sin comienzo del océano.
No tienen ningún propósito personal para navegar.
A sus ojos, los puertos son tan relativos como las islas o las tierras. Las islas y las tierras son tan dinámicas como el océano – tan solo se mueven más lentamente. Para los seres despiertos creer que los puertos y las costas son estáticos, no tiene ningún sentido.
Ellos simplemente navegan.
Si su navegación ha de tener realmente una razón de ser, entonces es que navegan solo por el bien de los seres que no están despiertos.
Los seres no despiertos, en cierto modo, también navegan. Sin embargo, debido a su sueño, no son conscientes o no están seguros de que estén navegando. Sienten más una sensación de deriva, pero de vez en cuando, la sensación de navegar se les aparece como un destello.
El mahabodhisattva Shantideva decía:
“Tal y como el relámpago desgarra un instante la noche tenebrosa y tormentosa, del mismo modo, por la fuerza de los seres despiertos (la naturaleza de Buda), a veces, en muy raras ocasiones, la sabiduría meritoria puede aparecer en este mundo. 1 “
” Durante esos destellos momentáneos, que son casi como un sueño perturbado, la lucidez que experimentan los seres no despiertos es ignorada la mayor parte del tiempo, pasada por alto y como consecuencia, olvidada.
A veces, la excelencia de estos mini-despertares se entiende en menor grado, lo que hace que [les êtres non éveillés] [los seres no despiertos] naveguen con inmenso miedo y presión para encontrar un puerto, o aferrarse a cualquier orilla y a creer ciegamente que hay una calidad estática en la navegación, así como en la búsqueda de la tierra prometida.
Así es como giran en círculos para siempre.
Nadando, nadando.
Caminando, caminando.
Volando, volando.
Y, repitiendo esto una y otra vez en esa especie de búsqueda desesperada de la esperanza y del miedo.
Vida tras vida navegando indefinidamente en todo tipo de vehículos.
Algunos más lentos, otros más rápidos.
Sin saber que sus esperanzas y miedos son solo ficciones lo que significa que este viaje sin fin no es más que un sueño.
Es un tipo de deuda que asumen, y que se vuelve imposible de perdonar.
Este hecho, este karma, profundiza aún más su estado onírico. Por eso, los seres despiertos no pueden despertarlos fácilmente. En cambio, navegan con ellos, conscientemente, durante todo el viaje.
Como capitanes, como segundos, como marineros, como pasajeros.
Aprenden con ellos, desaprenden con ellos, tienen éxito con ellos, fracasan con ellos.
Viven y mueren juntos, renacen consciente e inconscientemente como maestros y estudiantes.
Como padres e hijos, como madres e hijas, como relaciones cercanas y relaciones distantes, como extraños y conocidos, como amigos y enemigos.
Una y otra vez, como si los seres despiertos estuvieran realmente tan perdidos como los seres no despiertos, incluso si eso significa que los seres despiertos tienen que viajar aparentemente toda una eternidad.
Puedan las noticias complementarias de este tipo agotar de nuestro corazón el desánimo del viaje.
El desánimo de “hacia” y “desde”.
El desánimo de ver “hacia” y “desde” como separados.
Podamos despertar a la inseparabilidad de “hacia” y “desde”.
Podamos despertar a la muerte y al regreso de los seres despiertos como su despliegue bondadoso.