Diario de a bordo – Episodio 2
Diseñar un edificio es proyectarse hacia el futuro y manejar una multitud de factores para responder de manera eficaz a las necesidades.
En este nuevo episodio de nuestro diario de a bordo, Guillaume Pares-Amado, maestro de obra de las Residencias del Instituto que vive cerca de Dhagpo Kagyu Ling desde hace más de diez años, nos explica las decisiones iniciales: un edificio hecho para durar el mayor tiempo posible con el menor impacto en el consumo energético.
Una casa tradicional tiene una vida útil de 70 a 80 años. Aquí, la ambición es tener un edificio que permita que la actividad del Karmapa se despliegue mucho más allá.
- El primer criterio es apostar por la calidad de los materiales.
“En primer lugar, hemos elegido composiciones de hormigón que evitan un fenómeno denominado carbonatación, que hace que el hormigón se vuelva poroso. Luego hemos creado una envoltura impermeable alrededor del edificio para todas las partes enterradas, así como la planta baja. Esto protege el hormigón de las inclemencias del tiempo, del agua y las heladas. Gracias a estas disposiciones, vamos a limitar realmente la degradación del hormigón y aumentar la vida útil del edificio”, afirma Guillaume. - El segundo criterio es el de diseñar un edificio que conserve el calor en invierno y el fresco en verano debido al cambio climático. En la reflexión sobre el aislamiento, Guillaume se inspiró en métodos utilizados en Austria, Alemania y Bélgica para responder de la mejor manera a una cuestión clave: “¿Qué energía va a dejar pasar el aislante y cuánto tiempo tardará el flujo de energía en atravesar ese aislante?”
Para un confort térmico máximo, se ha optado por calentar el edificio desde el suelo para que el calor se distribuya de la manera más uniforme posible, un aspecto muy interesante si hablamos de personas que meditan sobre el cojín ¡directamente en el suelo de su habitación! - Finalmente queda esa apuesta por la posible escasez de agua. Tercer criterio: depósitos de almacenamiento de agua de lluvia recogida de los tejados de los edificios, que podrán ser utilizados para el riego de los espacios verdes de Dhagpo. Además, se ha implementado un sistema de filtración para tratar el agua en los depósitos y hacerla potable para el uso cotidiano. Este doble uso garantiza que el agua que se recoja, seguro que se aprovechará.
Además, el diseño del edificio es el fruto de consultas regulares con la comunidad. “Se trataba de crear un edificio lo más sencillo posible en términos de mantenimiento. Cuando utilizas materiales de calidad y duraderos, limitas la carga de trabajo relacionada con el edificio”, concluye Guillaume.
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