El 15 de julio de 2020
El Karma es el tema de la última meditación para nuestros tiempos de Thaye Dorje, Su Santidad el XVII Gyalwa Karmapa, en respuesta a las preguntas de sus estudiantes.
Gracias de nuevo por sus preguntas.
Muchas de estas preguntas estaban relacionadas con el tema del karma. Me gustaría que existiera un karma original, como el Big Bang, sería mucho más fácil. Podríamos entonces aceptar de una manera o de otra que todos estemos condenados. Sin embargo, tengo la sensación de que este puede no ser el caso. Voy a hacer todo lo posible por compartir algo de mi comprensión del karma con vosotros, tanto en esta reflexión como en las posteriores.
El karma es un tema con el que raramente podemos relacionarnos cuando se describe con palabras.
Cuanto más tratamos de describirlo con párrafos, frases, verbos y nombres, más se nos escapa el significado del karma.
Las descripciones son como la ropa. Empezar a describir algo inicialmente es como vestirlo [un vêtement], pero luego, a medida que examinamos o definimos más el tema, el proceso de descripción se transforma naturalmente en una especie de proceso de “desvestirse”. Es el mismo principio de que “lo que sube, baja”. No se puede evitar.
Cuando se trata de describir el karma, creo que es esencial tenerlo en cuenta desde el principio.
Cuando pelamos una cebolla o el tronco de un árbol de plátano, al continuar pelándolo, capa tras capa, acaba surgiéndonos una cierta de curiosidad y queremos ver si hay una esencia o una semilla en el corazón de estas capas. Por supuesto, al final no hay nada en el centro de la cebolla o en el tronco del platanero.
Describir el karma es parecido a esto.
Uno podría sentir que, en ese caso, las preguntas y respuestas sobre el tema son una pérdida de tiempo y de energía, pero creo que la naturaleza sutil del formato de preguntas y respuestas tiene su propia calidad.
El karma está ahí, en cierto modo. “Ahí” en el sentido de que [son] apariencia está ahí. Como una cebolla o un platanero.
Nosotros también estamos “ahí”, o aquí, en apariencia, como una cebolla o un platanero. En particular, nuestras capas de carácter y personalidad están “ahí”.
Al mismo tiempo, nuestra apariencia y la del karma, funcionan perfectamente.
Una de las formas de entender el karma es compararlo con la función de un filtro. No hay nada que señalar, aparte de la apariencia. Aspiramos lo que aparentemente está ahí, de la misma manera que nuestros pulmones aspiran el aire. Pero en realidad no retenemos nada. De manera natural, como para nuestros pulmones y los árboles, lo que se aspira es finalmente o simultáneamente, espirado, soltado.
En este sentido, existe una posesión del karma (en cierta manera), pero en realidad nunca es propiedad de algo o alguien.
Al mismo tiempo, el proceso de inspiración y espiración da aquello a lo que llamamos vida.
Sin tener que poseer realmente nada, todo es propiedad, sin preocuparse por la dualidad o la no dualidad.
Ya ves, respiramos todos los días. Sin embargo, la respiración pasa ampliamente desapercibida. No es que haya nada de malo en eso, pero si queremos entender qué es el karma, entonces echar un pequeño vistazo al patrón diario de la respiración nos traerá una apreciación- incluso una sensación de asombro. Una sensación de “¡Dios mío! ¡Hemos estado respirando todo este tiempo! “.
A medida que nos acostumbramos a esta práctica de apreciar lo que podrían llamarse patrones cotidianos ordinarios, podemos aplicar este tipo de conciencia a otros patrones. Caminar, comer, dormir, levantarse, hablar … todo tipo de patrones. Vivir, morir y, con el tiempo, la repetición de los ciclos de la vida. Como podéis ver, este tipo de práctica o meditación lúcida no es en absoluto un estado mental etéreo.
De hecho, este tipo de práctica o meditación lúcida es activa y está viva, en sintonía con todo lo que sucede a nuestro alrededor.
Afortunadamente, este tipo de práctica viva todavía está presente en diversas formas a día de hoy, como la práctica de tonglen que mencioné en una reflexión anterior, bajo la forma de aspiración y dedicación. Esta es la forma más natural de poseer karma, creo.
Esta práctica no tiene la importancia de una misión religiosa para salvar al mundo, ni conlleva una carga política para poner el mundo en orden.
No es necesario ningún gurú, ningún padre ni ningún tipo de enseñanza.
Tan sólo respira.
Y en caso de que sienta que no puede respirar y que parezca que las cosas se están oscureciendo, sepa que esto es la señal de que realmente está respirando, respirando más allá de este par de pulmones, respirando viviendo y muriendo.